viernes, 5 de julio de 2013

Gracias no.

A veces nos preguntamos a donde va todo esto. Sí, a dónde llevan nuestros actos, si realmente estamos haciendo las cosas bien, si el futuro es como lo imaginamos. Es cierto que a lo largo del camino he tropezado mil veces, he repetido con la misma piedra y he cometido errores de película. De esos que si cuentas a alguien no te cree, de esos que es mejor mantener en secreto. No he sido la mejor amiga del mundo, me he equivocado en mil ocasiones; no soy experta en saber actuar. He intentado ayudar y me ha salido rana. Me han dado mil "gracias" que siempre he odiado. ¿Sabéis por qué? Porque las cosas se agradecen con actos, no con una simple palabra. No se trata de hacer algo a cambio de algo. Sino de que cuando, al menos yo, hago algo por alguien es porque me importa. Lo justo sería que si tu me importas, yo te importara. ¿No? Y si te importo me lo agradeces con actos, ayudando. Pero a día de hoy, queda poca gente para ayudar. Todos podemos pedir un hombro en el que llorar, pero luego no todos sabemos poner el nuestro. Yo no sería capaz. Sé que de buena soy tonta, pero no sabría negarle mi ayuda a quién la necesita. Al fin y al cabo, ¿cómo alguien puede ser capaz de hacerlo? Por todo esto reconozco que no, que nunca he sido perfecta, y no entra en mis planes serlo. Pero si algo tengo claro es que maldad me falta, todo lo que hago lo hago por algo. Normalmente por ti. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario