La cabeza tan pérdida como la de cualquier adolescente. Ideas que vienen, sentimientos que van. No consigo entenderme a mí misma y por eso escribo, no es posible organizar mi corazón si no hay letras de por medio. No te engañes, tu vida tiene tantas grietas como la mía.
sábado, 31 de marzo de 2012
La estrella más bonita del firmamento.
Mira la luna. ¿La ves? Parece sacada de un cuento. Dan ganas incluso de pegarle un bocado, esa perfección. Luna llena, blanca, si te fijas bien puedes distinguir incluso una cara en ella. Ojos medio cerrados pero que muestran felicidad. Acompañada de un millón de estrellas, mientras asumes que jamás las podrás contar. Y ahora, justo en este momento, cuando decido ponerme a contar la cantidad de estrellas, caigo en la cuenta. Es la misma, la misma luna que tu estas mirando en este momento, es lo único que compartimos. Respira fuerte, quedémonos en silencio solo un segundo. ¿Escuchas esos latidos a lo lejos? Es mi corazón, grita. Grita de miedo, de impotencia al no poder hacer nada por tenerte cerca. Esta asustado, piensa que eso es lo único que vamos a volver a compartir en el resto de nuestra vida, es eso, la luna. Y tiembla, tiembla de tal forma, que hace vibrar todo mi cuerpo. Supongo que simplemente te echa de menos. Pero se siente tan débil, tan pequeño. ¿Le oyes? ¿Oyes como susurra tu nombre en silencio? Ahora, volvamos a las estrellas, obsérvalas. La más brillante la dejamos para ese sueño que todos tenemos, pero busca la siguiente. No la segunda más brillante, sino otra que destaque. Te aseguro que habrá una, que sea por la razón que sea, te llamará la atención. Pues esa, será la misma que estoy mirando yo en este momento, lo prometo. No me preguntes porque, pero lo sé. Y es que a parte de la luna, nos une un sentimiento, y te aseguro que hace que estemos mirando la misma estrella en este momento. Nuestra estrella. ¿Hacemos un trato? Mírala, todas las noches, a las doce, y piensa en mi. Me dejará tranquila saber que al menos en ese momento recuerdas mi existencia, al menos hasta que un día, pueda llegar a demostrarte que lo mejor es tenerme agarrada de la mano, mirando las estrellas, pero eso sí, desde la misma cama.
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