Sonreír es la forma más eficaz de demostrar felicidad. Soy de esas personas que cree en muchos tipos de sonrisas. Las causadas por un recuerdo, por una mirada, un chiste, un consejo, por una palabra, incluso por otra sonrisa. Pero sin duda, si se pueden dividir en dos, serán las fingidas y las verdaderas. Me considero experta en las del primer grupo, pero a ellas las considero expertas en conseguir las segundas. Hablo de las dos 'Eles' más importantes de mi vida. Siempre estoy fijándome en las sonrisas que consigue sacarme este, o la de más allá, y contándolas lo bien que el resto me hace sentir. Pero jamás las he agradecido que ellas sean la base. La base de mis sonrisas verdaderas. Están aquí en las buenas y en las malas, y son capaces de convertir lágrimas en días de luz. Nunca llegaré a entender como aguantan mis cambios de humor, de opinión, de actitud. No nos ha sido todo fácil en estos años, la adolescencia es una época que puede ser preciosa, pero a la vez complicada. Hemos compartido momentos de felicidad, y situaciones difíciles, y eso es lo bueno, que ellas los han pasado conmigo. Desde el ámbito familiar, hasta el estudiantil, pasando por el sentimental. Aquí hemos estado, para ayudarnos. ¿A caso no merece la pena levantarse a las seis y media de la mañana día tras día para pasar mañanas así? Es cierto que estamos en, probablemente, el curso más difícil de nuestra vida. Pero nos lo tomamos con positividad, tanta que es raro no saltar una sola carcajada en cada clase. Se han convertido con el tiempo en una parte de mi día a día y sinceramente, las debo un GRACIAS enorme, por haber estado siempre. Para escucharme, entenderme y apoyarme. Por hacerme sonreír. ¡Feliz día mundial de la sonrisa!
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