martes, 20 de marzo de 2012

Fui solo una más de cientos.

¿Conoces esa sensación de notar la lucha interior entre tu cabeza y tu corazón? Sentir como uno dice "hazlo", y justo después, el otro te pregunta "¿por que lo has hecho?". Ese punto de bipolaridad con el qe todos contamos. Ese que a veces, nos hace cometer errores de esos que jamás olvidarás. Y entonces es cuando no sabes si haces lo correcto, si deberías haber actuado de otra forma. No sabes si quieres, debes, y siquiera si puedes. Pues ahora no sé si he hecho bien o mal, si puedo volver o no atrás. Aunque soy consciente de que estoy empeorando las cosas, que nos estoy haciendo daño, a los dos. Pero a lo mejor este tipo de sufrimiento se cura antes que si eres tu quien dentro de un tiempo intenta romper una vida común en pedazos. Y me confundo, confusión es la palabra que mejor me define estos días. No sé como actuar, como hablar, ni siquiera como mirarte. No sé si debo escuchar lo que dices, o es mejor hacerlo con lo que no dices. No sé si creerme tus sonrisas espontáneas o tus miradas entre mis lágrimas. Y es que llega el momento en que ves tas sumamente imposible sonreír, en que ves que llorar es la única opción, que rompes, rompes a llorar. Esa expresión que tanto gusta al gran escritor Albert Espinosa "romper a llorar", ¿por qué? porque es diferente, te hace daño, te rompe por dentro en realidad. Solo usamos, como el dice, el verbo romper al tratarse de sentimientos al hablar de llorar, o reír. Sensaciones fuertes, diferentes, ambas que no deberíamos ocultar. Al fin y al cabo, hay tantas cosas que no deberíamos ocultar, y aquí estamos, tú desde ahí diciendo que todo va bien, mientras yo te miro, sonrío, y finjo que me va bien.

1 comentario: