Me cuesta enormemente hablar de amor como tal, pero hoy lo necesito. Hoy es el día, el momento. Me he planteado muchas veces la frontera entre estar ilusionado y estar enamorado. Dicen que eso se sabe, se distingue; pero no creo en ello. A veces nos ilusionamos tanto que creemos estar enamorados, en cambio otras, tenemos tanto miedo a enamorarnos que fingimos estar ilusionados. Llegamos a engañarnos a nosotros mismos, ya sea por ganas de amar o por miedo a hacerlo. Pero después de pensar mucho he llegado a la conclusión de que cada persona se enamora de una forma diferente, por eso el amor no tiene definición. Yo desde aquí no puedo englobar un sentimiento tan fuerte, y tu desde tu casa, tampoco podrías hacerlo por mucho que lo intentes. Para mí enamorarse conlleva a una serie de factores que nos hacen perder el control, interno y externo. Con interno me refiero a la noción del tiempo, a romper nuestros propios esquemas, a provocarnos nuestro mismo miedo. Con externo a demostrar más o menos felicidad, a comportarnos mejor o peor con el resto del mundo. ¿Enamorarse es duro? Ni siquiera tiene grado de positividad; nos hace tanto bien como mal. ¿O tal vez eso es ilusionarse? Si eres una persona ilusionada o enamorada no has parado de pensar en aquel que te quita el sentido. Quien hace que se aceleren tus pulsaciones. Creo que el amor es eso, que cierta parte de ti dependa de la otra persona. El amor son los cruces de miradas que recuerdas durante meses, el amor es rozar y sentir tanto que dejas de creer ti mismo como individuo. Es la eternidad del tiempo cuando está lejos y los efímeros minutos cuando lo tienes al lado. Son los nervios cuando se acerca a ti. Hablo de besos, de cosquillas, de sonrisas. ¿Y tú? ¿Estás enamorado?
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