Hoy te echo de menos. No me haces falta, no es eso. Es el recuerdo de todo lo que nunca llegamos a ser. Es acordarse de la inmadurez que nos invadía, del tiempo que perdimos. De las discusiones y las sonrisas. La verdad es que fuiste una pieza importante. Siempre te dije que pisabas fuerte, y dejaste huella. Eramos más que amigos, pero menos que más. Nadie sabía que pasaba, pero todos opinaban de nosotros. ¿Nosotros? Jamás llegó a crearse un nosotros, y probablemente, eso sea lo que hoy me mantiene así. Arriesgarse era demasiado peligroso, pero ¿cómo no nos dimos cuenta de que no hacerlo lo era aún más? Pensamos que esto podría quedarse así, siempre. Y ya ves como no. Esa delgada línea que separaba tus sonrisas de las nuestras. Era especial, lo decías. ¿Y sabes? Lo fui. Por primera vez en mi vida lo fui, por ti. Me hiciste crecer, sé que maduré a tu lado sin tenerte cerca. Casualidades que marcan. Esas llamadas pérdidas que sólo eran un "Estaba pensando en ti". Podríamos haber sido tanto... Y así nos quedamos, en vacío. Un día por enfado, al otro por orgullo, el siguiente puede que fuese cosa de estar ocupado y al otro...al otro ya no nos acordábamos de la existencia del otro. Rehiciste, rehíce. Pasamos la página a la vez, y puede que eso fuese lo que lo hizo fácil, que hasta el seguir adelante lo hicimos juntos. Quedarme sin ti, quedarte sin mí. Es increíble como, sin darte cuenta, desaparece una persona de tu vida. Pero más aún si esa persona llevaba a su espalda años y momentos contigo. Aún recuerdo la primera caricia, y el último abrazo. Pero no consigo recordar como sonaba tu voz, ni a que olían tus sudaderas. Supongo que es el paso del tiempo, supongo que sí, que la distancia pudo con nosotros. Y así seguimos, antes tan cerca estando tan lejos, y ahora tan lejos de estar cerca.
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